Analizamos Dungeons & Dragons Neverwinter Nights 2: Enhanced Edition
Neverwinter Nights 2: Enhanced Edition es como ese colega que vuelve después de años sin verte: sigue teniendo su esencia, su rollo, pero se nota que ha envejecido y que no se ha puesto al día del todo. Aspyr ha intentado darle un lavado de cara, pero más que una reforma integral, parece que le han pasado un trapo por encima y han dicho “ya está”.
La historia sigue siendo una maravilla. Empiezas en West Harbor, un pueblo que se va al carajo por culpa de una invasión, y desde ahí te lanzan a una aventura que mezcla política, magia, traiciones y un fragmento de plata que todo el mundo quiere. Es como si te metieras en una novela de fantasía épica, con personajes que tienen sus propios dramas, sus motivaciones y que no están ahí solo para hacer bulto. Cuando llegas a Neverwinter, la cosa se pone seria: conspiraciones, facciones enfrentadas, decisiones que pesan… vamos, que no es el típico juego de “matar al malo y ya está”.
Y si hablamos de contenido, la expansión Mask of the Betrayer es la joya de la corona. Te lleva a Rashemen, un sitio donde las leyes de la física se las pasan por el forro, y la historia se mete en terrenos filosóficos que pocos juegos se atreven a tocar. Puedes jugarla con tu personaje del juego base o empezar con uno nuevo de nivel 18, lo cual es un puntazo para los que quieren ir directos al grano. Es como si te metieras en una novela de fantasía oscura con tintes existenciales. Brutal.
El sistema de combate sigue siendo en tiempo real con pausa, lo cual le da ese toque táctico que muchos CRPG modernos han perdido. Está basado en el sistema de D&D 3.5, así que hay profundidad para aburrir: estadísticas, habilidades, hechizos, equipo… puedes personalizar tu personaje hasta el infinito. Pero ojo, que esa complejidad también puede ser un muro para los que vienen de juegos más sencillos. Cada subida de nivel es como hacer malabares con hojas de Excel, y si no sabes lo que estás haciendo, puedes acabar con un personaje que no sirve ni para abrir una puerta.
Ahora, vamos con lo que chirría. Las mejoras gráficas están ahí, pero no esperes un milagro. Las texturas tienen más resolución, sí, pero hay bugs que no deberían estar ni en una beta. Voces que no coinciden con los textos, efectos de sonido que desaparecen, la cámara que se vuelve loca aunque la ajustes… y lo peor: no puedes girar el personaje mientras caminas con teclado. Es como si hubieran hecho lo justo para que el juego corra en máquinas modernas, pero sin preocuparse por pulir los detalles.
La interfaz nueva, lejos de ser una mejora, es un paso atrás. Los menús pierden personalidad, y navegar por ellos con mando puede dar un pelín de dolor de cabeza. En combate, cambiar de personaje o lanzar hechizos se vuelve más complicado de lo que debería. Y si a eso le sumas que la IA de tus compañeros a veces se comporta como si estuvieran borrachos —abriendo puertas que no deberían o quedándose parados mientras tú te llevas las tortas— pues la experiencia se resiente, pero también lo hace muy divertido.
Y no hablemos del control con mando, que parece diseñado por alguien que nunca ha jugado con uno. Para cambiar de personaje tienes que hacer malabares con los botones, y el sistema de menús es más enrevesado que una novela de misterio. No puedes editar los controles del mando, así que te toca adaptarte o volver al teclado y ratón como en los viejos tiempos.
En cuanto al rendimiento, en consolas y Steam Deck va decentemente, pero no esperes 60 FPS estables. Hay caídas de rendimiento en zonas con mucha vegetación o efectos de luz, y la batería se va volando si juegas en portátil. Eso sí, se agradece que hayan metido compatibilidad con resoluciones modernas y que el juego se pueda jugar de principio a fin sin problemas graves.
En resumen, Neverwinter Nights 2: Enhanced Edition es como ese bar de toda la vida que han intentado modernizar, pero que sigue teniendo los mismos taburetes cojos y la máquina de tabaco que no funciona. La esencia está ahí, la historia sigue siendo una pasada, y el sistema de juego tiene una profundidad que pocos títulos ofrecen hoy en día. Pero las mejoras técnicas se sienten como un parche mal puesto. Si vienes por la nostalgia, vas a disfrutarlo. Si esperabas una remasterización al nivel de los estándares actuales, te vas a llevar algún que otro chasco. Eso sí, si nunca lo jugaste y te mola el rol clásico con decisiones que importan, vale la pena darle una oportunidad… con paciencia, muchas partidas guardadas y el manual de D&D 3.5 a mano.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: