“Self-Delusion en PS5: terrores eslavos, puzzles con mala leche y un bollo que te quiere muerto
¡Prepárate para un viaje alucinante por el folclore eslavo con Self-Delusion en PS5! Este juego es como si David Lynch se hubiera ido de Erasmus a Ucrania y hubiera decidido hacer un escape room con criaturas mitológicas y sustos que te hacen gritar “¡pero qué necesidad!”. Desarrollado por Rolling Bread y distribuido por Sometimes You, esta joyita indie no viene a darte respuestas, sino a hacerte dudar de todo: de tu cordura, de tus reflejos, y de si cerrar la puerta del baño fue buena idea.
La historia arranca sin anestesia: apareces en una aldea que parece sacada de un cuento infantil... pero escrito por alguien que lleva tres días sin dormir y ha visto demasiados vídeos de creepypastas. Aquí no hay tutoriales ni cinemáticas largas: te sueltan en medio del marrón y tú a sobrevivir. ¿Quién eres? ¿Qué haces ahí? ¿Por qué hay un bollo asesino persiguiéndote? Todo muy normal.
La jugabilidad es sencilla pero con sustancia. Mueves al personaje, interactúas con objetos, resuelves puzzles y huyes como si te debieran la nómina. No hay combate, lo cual es perfecto porque enfrentarte a un Kolobok con una linterna no parece muy efectivo. Eso sí, el control tiene su punto torpe: abrir cajones a veces se siente como operar una máquina de café con guantes de boxeo. Pero bueno, le da ese toque de “soy torpe pero valiente” que todos amamos.
Los gráficos no te van a dejar con la boca abierta por su realismo, pero sí por su atmósfera. Todo está envuelto en una niebla que parece tener mala leche, con luces que parpadean como si el juego estuviera susurrando “no deberías estar aquí”. En PS5 se nota el cariño: texturas más nítidas, tiempos de carga que duran lo que un suspiro y una fluidez que te permite correr como alma que lleva el diablo cuando escuchas un susurro detrás de ti.
Y el sonido… ¡madre mía el sonido! Aquí es donde Self-Delusion se pone serio. La banda sonora es minimalista, pero cada nota te pone los pelos como escarpias. Los efectos sonoros están tan bien hechos que jugar con cascos es como meterte en una peli de terror interactiva. Cada crujido, cada respiración ajena, cada paso que no sabes si es tuyo o de “algo” que te sigue… es oro puro para los fans del susto elegante.
¿Opciones? Las justas. Puedes ajustar la sensibilidad, cambiar el idioma y poco más. Pero no hace falta mucho más: el juego sabe lo que quiere y lo hace bien. No te va a dar cien finales ni un árbol de habilidades, pero sí te va a regalar una experiencia intensa, rara y muy, muy divertida.
En resumen: Self-Delusion es como ese corto de terror que ves en un festival indie y que te deja pensando “¿qué acabo de ver… y por qué me ha encantado?”. Tiene alma, tiene atmósfera, y tiene ese puntito de locura que lo hace especial. No es perfecto, pero tampoco lo pretende. Es raro, es inquietante, y es justo lo que necesitas si te apetece algo diferente.
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Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:




