Ritual of Raven en Switch: granjas con hechizos, cuervos con actitud y programación mágica para brujas con estilo
Ritual of Raven en Nintendo Switch es como si Stardew Valley se hubiera ido de Erasmus a Hogwarts, se hubiera emborrachado con código fuente y hubiera vuelto con un sombrero de bruja y un ejército de golems programables. Es un simulador de granja, sí… pero aquí la azada es opcional y el conjuro es obligatorio.
Todo empieza con tu personaje despertando en Leynia, un pueblito encantador donde las gallinas no cacarean, sino que recitan hechizos en latín. En vez de plantar tomates, aquí programas constructos mágicos para que lo hagan por ti. ¿Cómo? Con una especie de lenguaje de programación simplificado que convierte cada jornada en un minijuego de lógica, bucles y “si esto, entonces aquello”. Es como si Scratch se hubiera disfrazado de bruja para Halloween y se hubiera metido en un JRPG.
Pero no te asustes: no necesitas ser ingeniero para disfrutarlo. El juego te lleva de la mano con humor, tutoriales encantadores y una interfaz que parece diseñada por un gato con sombrero. Vas desbloqueando hechizos, recetas y mejoras para tus constructos, que van desde golems jardineros hasta cuervos mensajeros con actitud de repartidor de Amazon. Y sí, puedes personalizarlos. ¿Quieres que tu robot recolector tenga forma de calabaza con gafas de sol? Adelante. Aquí la magia es tan estética como funcional.
La historia es ligera pero con chispa. Hay un misterio en el bosque, una profecía que nadie entiende del todo, y una anciana que claramente sabe más de lo que dice mientras te ofrece té con ojos flotantes. Los personajes secundarios son puro encanto: un herrero que habla en haikus, una bibliotecaria que colecciona maldiciones, y un gato que te juzga en silencio cada vez que fallas un hechizo.
Visualmente, Ritual of Raven es un caramelo. Colores pastel, animaciones suaves como mantequilla de unicornio, y una dirección artística que mezcla lo cozy con lo arcano. Todo tiene ese aire de cuento ilustrado, con detalles que te hacen sonreír: las plantas bailan cuando las riegas, los constructos hacen ruiditos felices cuando completan tareas, y los menús tienen más personalidad que muchos NPCs de triple A.
El sonido acompaña con una banda sonora que mezcla lo bucólico con lo misterioso. Hay flautas, campanitas, y de vez en cuando un coro de voces susurrantes que te recuerda que, sí, estás en un lugar bonito… pero algo se cuece en la oscuridad. Los efectos sonoros son deliciosos: cada hechizo tiene su propio “pop”, “zwoosh” o “crack”, y los cuervos tienen opiniones sobre todo, expresadas en graznidos con subtítulos.
¿Y los sustos? Bueno, no es un juego de terror, pero tiene sus momentos. Hay rituales que salen mal, constructos que se rebelan, y una mazmorra opcional donde las paredes te hablan. Pero todo con ese tono de “te vas a asustar, pero también te vas a reír”. Es como una peli de Tim Burton en su época buena, con menos cadáveres y más código.
En resumen: Ritual of Raven en Switch es una joyita brujil que mezcla granjas, magia y programación con un sentido del humor encantador. Si alguna vez soñaste con automatizar tu vida con hechizos y tener un cuervo como jefe de recursos humanos, este es tu momento. Y si no… bueno, igual te quedas por los golems bailarines.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:






