Starship Troopers: Extermination desata el caos en gravedad cero con su expansión Echoes of Sparta
Starship Troopers: Extermination en PS5 es como si alguien hubiera visto la peli de Verhoeven, se hubiera emocionado con los bichos gigantes y hubiera dicho: “¿Y si hacemos esto jugable, pero con más explosiones, más gritos y menos filosofía?” Y oye, funciona. Desde el primer segundo te lanzan al barro (o al polvo espacial, según el mapa) con un rifle en la mano y la misión clara: matar bichos, construir cosas y no morir gritando. Es como si te hubieran reclutado en la Infantería Móvil sin pasar por el cursillo de supervivencia. Y tú encantado.
La historia no se anda con rodeos. Eres un soldado de la Federación, y tu trabajo es sencillo: aterrizar en planetas infestados, levantar defensas con cuatro palos y un generador, sobrevivir oleadas de bichos que no entienden el concepto de “negociar” y salir con vida. La nueva actualización “Echoes of Sparta” mete aún más caña: ahora también te toca limpiar una nave espacial tomada por los arácnidos, con pasillos estrechos, combates verticales y bichos saliendo de las paredes como si estuvieras en una rave alienígena con luces rojas y olor a ácido (Atentos al final que hablamos mas de ella).
Y aquí es donde entra el salseo de las clases. Tienes tres opciones, cada una con su estilo y su forma de morir gloriosamente. El Asalto es el clásico soldado de acción: corre hacia el peligro con una sonrisa y un lanzacohetes, lleva el rifle Morita como si fuera una extensión de su brazo y salta por los aires con mochilas propulsoras mientras grita cosas como “¡Por la humanidad!” sin saber muy bien por qué. El Ingeniero es el arquitecto del apocalipsis: levanta muros, torretas, estaciones de munición y trampas como si estuviera jugando a Minecraft con estrés postraumático. Es el que convierte un descampado en una fortaleza improvisada mientras los demás disparan a lo loco. Y el Apoyo es el sanador, el protector, el que corre entre explosiones para revivirte mientras grita “¡No te mueras, cobarde!” con una jeringuilla en la mano y el corazón en la boca. Tiene armas ligeras pero precisas, y puede desplegar estaciones médicas que salvan más vidas que los discursos motivacionales.
El sistema de construcción es una maravilla caótica. No estás levantando castillos, estás montando defensas funcionales mientras los bichos te rodean y el cielo se llena de ácido y patas. Puedes colocar muros modulares para frenar el avance, torretas automáticas que disparan sin descanso (aunque hay que alimentarlas con munición como si fueran mascotas rabiosas), estaciones de salud y munición, rampas, puertas, barreras eléctricas y trampas que hacen que los bichos se lo piensen dos veces antes de entrar. Todo esto se hace en tiempo real, mientras gritas por el micro y alguien te pregunta si has visto el generador que acaba de explotar.
El online es el alma del juego. Hasta 16 jugadores pueden unirse en partidas cooperativas, y cuando todos están en sintonía, el juego se convierte en una sinfonía de destrucción. Hay misiones de defensa, extracción, sabotaje y asalto a colmenas, cada una con sus propios objetivos y dinámicas. A veces parece que estás en una peli de acción de los 90, con frases épicas, explosiones por todas partes y bichos volando por los aires como si fueran confeti. Y cuando no hay coordinación… bueno, al menos las muertes son espectaculares.
Visualmente, el juego tiene ese aire de peli de serie B con presupuesto decente. Los uniformes, los menús y los efectos de interfaz parecen sacados directamente de los anuncios de reclutamiento de la Federación. Los bichos están bien animados, con movimientos agresivos y detalles grotescos que dan gusto dispararles. La iluminación en la nave Esparta añade tensión, con luces rojas, sombras largas y una atmósfera opresiva que te hace mirar detrás de cada esquina como si fueras el último en la lista de supervivientes. El sonido acompaña con disparos contundentes, explosiones, gritos de soldados y rugidos de bichos que te hacen subir el volumen solo para sentirte más dentro del fregado. La banda sonora mezcla épica militar con tensión alienígena, y aunque no es especialmente memorable, sí que acompaña bien la acción. El doblaje tiene ese tono exagerado que recuerda a los anuncios de “¡Únete a la Infantería Móvil!”, y eso le da un toque muy auténtico.
Y justo cuando pensabas que ya habías matado suficientes bichos, llega la actualización “Echoes of Sparta” y te dice: “¿Y si ahora lo hacemos en una nave espacial infestada, con pasillos claustrofóbicos y bichos que trepan por las paredes como si fueran fans desesperados en un concierto de metal?” Esta expansión mete un nuevo mapa ambientado en la nave Esparta, donde el combate se vuelve más vertical, más táctico y mucho más agobiante. Se añaden nuevos tipos de enemigos que no solo corren hacia ti como locos, sino que también se cuelan por conductos, aparecen desde techos y te rodean como si jugaran al escondite mortal. Además, hay nuevas misiones con objetivos dinámicos, mejoras en la construcción para adaptarse a espacios cerrados, y un rediseño del sistema de progresión que te permite desbloquear habilidades más rápido y con más variedad. En resumen: más bichos, más gritos, más caos… y todo en gravedad cero.
En resumen, Starship Troopers: Extermination en PS5 es una experiencia cooperativa que mezcla acción frenética, construcción táctica y nostalgia intergaláctica. Con la actualización “Echoes of Sparta”, el juego se expande hacia el espacio y añade nuevas capas de estrategia y caos. Si alguna vez soñaste con ser Rico, Dizzy o incluso Zim, este juego te da la oportunidad de vivirlo… con más armas, más amigos y más bichos que nunca. ¡Y recuerda: el único bicho bueno es el bicho muerto!
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:






