Arena Renovation: el simulador que te hace sudar más con una espátula que con una pelota
Arena Renovation para PS5 es como si te dejaran solo en un estadio abandonado con una caja de herramientas, un presupuesto ajustado y la promesa de que, si lo haces bien, ese sitio volverá a oler a sudor, emoción y perritos calientes. No hay cinemáticas épicas ni jefes finales, pero hay algo mejor: la satisfacción de ver cómo un lugar hecho polvo se convierte en un templo deportivo gracias a tus manos virtuales. Y sí, lo sé, suena raro, pero este juego tiene más alma que muchos triple A con explosiones y drama.
Empiezas con un estadio que parece haber sobrevivido a una invasión de palomas y a tres décadas de abandono. Las gradas están rotas, las paredes tienen más capas de mugre que una cebolla emocional, y el suelo... bueno, digamos que si lo pisas sin casco, es bajo tu propia responsabilidad. Pero ahí entras tú, con tu mono de trabajo y un arsenal de herramientas que haría llorar de emoción a cualquier manitas. Tienes espátulas para rascar la porquería como si fueras un arqueólogo del deporte, rodillos de pintura que convierten paredes tristes en murales de esperanza, taladros que rugen como si estuvieras construyendo el futuro, aspiradoras industriales que devoran polvo como si fueran el primo musculoso de Kirby, martillos que no solo clavan sino que liberan tensiones, detectores de cables para no acabar frito como una croqueta, y escaleras que te permiten mirar el desastre desde las alturas con aire de “esto lo arreglo yo”.
Y no es solo limpiar y reparar. Aquí decoras, diseñas, decides. ¿Quieres un estadio con vibes ochenteras, luces de neón y carteles que gritan “¡vamos equipo!”? Lo tienes. ¿Prefieres algo sobrio, elegante, digno de una final de Champions? También puedes. Cada rincón es tu lienzo, cada objeto una oportunidad para dejar tu sello. Desde los bancos hasta las máquinas expendedoras, pasando por los focos, los vestuarios y los carteles luminosos, todo está a tu disposición. Es como si The Sims se hubiera apuntado a clases de arquitectura deportiva y hubiera dicho “vamos a fliparlo”.
La jugabilidad es relajada, casi terapéutica. No hay prisa, no hay estrés. Te metes en faena, te concentras, y de repente han pasado tres horas y estás eligiendo qué tipo de suelo va mejor con una pista de voleibol. Es ese tipo de juego que te hace sentir útil, aunque sea en píxeles. Y sí, puede hacerse repetitivo si no te va el rollo metódico, pero si te gusta ver cómo el caos se convierte en orden, este es tu sitio.
Visualmente, Arena Renovation no va a ganar premios por realismo, pero tiene encanto. Las texturas están cuidadas, los efectos de luz son decentes, y el sonido de cada herramienta está tan bien logrado que a veces te olvidas de que estás jugando y no reformando tu propio salón. La música acompaña sin molestar, como ese colega que te ayuda sin hablar demasiado. Y si te cansas, siempre puedes poner tu propia playlist y convertir la reforma en una fiesta.
¿Es para todo el mundo? Pues no. Si lo tuyo son los juegos frenéticos, igual te cuesta entrar. Pero si te flipan los simuladores tipo PowerWash Simulator, House Flipper o PC Building Simulator, este es tu nuevo vicio. Es el primo tranquilo de los simuladores, el que no necesita explosiones ni drama para engancharte. Te pone a trabajar, te recompensa con resultados visibles y te deja con la sensación de que has hecho algo útil. Aunque sea en píxeles.
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Así que ya sabes: si alguna vez soñaste con ser el héroe que rescata estadios del abandono, sin tener que cargar sacos de cemento en la vida real, Arena Renovation es tu oportunidad. Ponte los guantes, coge el mando, y a reformar se ha dicho.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:




