Bestia por dentro, pixel por fuera: Skinwalker desata el caos en PS5

Skinwalker en PlayStation 5 no es solo un juego: es una maldición pixelada con patas, una carta de amor al horror corporal y a los dilemas morales con sabor a ciencia ficción ochentera. Es como si The Thing, Dead Cells y Inside se hubieran ido de copas, hubieran tenido una noche loca y de ahí naciera este engendro precioso. Y tú, jugador, eres el padre adoptivo de esa criatura. Enhorabuena.

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Todo arranca con un científico desesperado. No el típico héroe musculoso, sino un tipo con ojeras hasta las rodillas y una hija enferma que se está apagando como una vela en una cueva. ¿La solución? Hacer un pacto con una entidad ancestral encerrada en un laboratorio subterráneo. Porque claro, ¿Qué podría salir mal cuando mezclas ciencia, desesperación y un monstruo que susurra cosas raras desde una celda sellada con runas? Exacto: TODO.

Pero ahí está la gracia. Skinwalker no te da respuestas fáciles. Te lanza a un mundo donde cada decisión pesa, donde cada transformación en bestia te acerca más a la salvación… o a la condena. Y lo hace con una narrativa que no necesita cinemáticas de 20 minutos ni monólogos existenciales. Aquí todo se cuenta con miradas, con ecos, con sangre en las paredes y documentos que encuentras entre cadáveres. Es storytelling ambiental del bueno, del que te deja con la ceja arqueada y el corazón encogido.

La jugabilidad es una delicia macabra. Es un hack and slash con alma de metroidvania, donde cada golpe tiene peso y cada enemigo puede ser tu final si te confías. Pero lo mejor es la dualidad: puedes jugar como humano, con precisión quirúrgica y gadgets tecnológicos, o como bestia, con garras, velocidad y una furia que arrasa con todo. Cambiar entre formas no es solo estético: es táctico, emocional, casi filosófico. ¿Hasta dónde estás dispuesto a perder tu humanidad para salvar lo que amas?

Y ojo, que no todo es combate. Hay exploración, puzles ambientales, secretos escondidos en rincones oscuros y decisiones que afectan el final. Sí, hay varios finales, y sí, uno de ellos te va a romper el alma en mil pedazos. Avisado quedas.

Los personajes son pocos, pero intensos. El protagonista no habla mucho, pero su desesperación se siente en cada paso. La criatura que llevas dentro tiene una voz que parece salida de un disco de black metal reproducido al revés. Y los secundarios… bueno, algunos te ayudan, otros te traicionan, y todos tienen cicatrices, físicas o emocionales. Aquí nadie está bien. Y eso lo hace aún más humano.

El mundo es un laboratorio que parece salido de un sueño febril. Hay neones parpadeantes, puertas selladas con códigos imposibles, y zonas donde la realidad se descompone como si el propio juego estuviera perdiendo la cordura. Y cuando la bestia toma el control, el entorno cambia: se vuelve más orgánico, más visceral, como si estuvieras caminando por dentro de un cuerpo gigante. Es grotesco, sí, pero también hipnótico.

Gráficamente, Skinwalker es un festín para los ojos amantes del pixel art. Pero no cualquier pixel art: aquí hay animaciones fluidas, efectos de luz dinámicos y un uso del color que te deja tiritando. El contraste entre el mundo tecnológico y las zonas “corrompidas” es brutal. Y en PS5, con su potencia, todo va como la seda: cero tirones, tiempos de carga casi inexistentes y una nitidez que hace que cada gota de sangre brille con orgullo.

El sonido es otro nivel. La banda sonora mezcla sintetizadores oscuros, percusión tribal y silencios que te hacen sudar. Cada rugido, cada chirrido de puerta, cada latido acelerado está ahí para meterte en la piel del protagonista. Jugar con cascos es casi obligatorio. Y si tienes un buen sistema de sonido, prepárate para que tus vecinos piensen que estás invocando algo.

¿Y quién está detrás de esta locura maravillosa? Pues Sismo Games, un estudio argentino que ha demostrado que el talento no entiende de presupuestos. Con un equipo pequeño pero con ideas gigantes, han creado un juego que se siente personal, valiente y con una identidad arrolladora. La distribución corre a cargo de Team17, veteranos en esto de apoyar joyas indies con garra. Y vaya si han acertado.

En resumen: Skinwalker es una experiencia intensa, emocional y brutal. No es para todos, y eso está bien. Es para los que buscan algo diferente, algo que les remueva por dentro. Es para los que no temen mirar a la oscuridad… y dejar que la oscuridad les mire de vuelta.

Y tú, ¿te atreves a hacer el pacto?


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: