Farmer’s Life: la epopeya rural donde sobrevivir, beber y huir de un cerdo cabreado es el pan de cada día
Farmer’s Life en PS5 es ese juego que empieza con un “voy a vivir tranquilo en el campo” y termina con un “¿por qué estoy ordeñando una vaca mientras mi granjero está borracho, lleno de barro y siendo perseguido por un cerdo con actitud de mafioso?”. Es un simulador de granja, sí, pero uno que te mira directamente a los ojos y te dice: “Aquí no vienes a plantar flores, aquí vienes a sobrevivir… y a sufrir un poquito”.
La premisa es gloriosa en su miseria: encarnas a Kasimir, un señor mayor que parece haber perdido todas las batallas de la vida excepto la de seguir vivo por pura cabezonería. Vive solo, bebe como si fuera deporte olímpico y tiene una granja que parece construida con restos de otras granjas que también estaban en ruinas. Y aun así, ahí estás tú, intentando convertir ese caos rural en algo parecido a una vida digna. O al menos en una vida donde no mueras congelado en invierno abrazado a una cabra.
La jugabilidad es un festival de decisiones cuestionables. Puedes cultivar, criar animales, reparar tu casa, cocinar, fabricar herramientas, comerciar, explorar… y también puedes beber hasta que Kasimir camine como si estuviera intentando esquivar fantasmas. Todo tiene consecuencias: si no comes, te mueres; si no duermes, te mueres; si no cuidas a tus animales, ellos no se mueren… pero te odian, y eso es casi peor. Cada día es una aventura distinta: un día estás recogiendo heno tranquilamente y al siguiente estás persiguiendo a un cerdo que ha decidido que hoy no piensa colaborar con nada ni con nadie.
Ese mundo abierto da para escribir una tesis sobre “cómo convertir una vida rural en un caos maravilloso”. Cuando el juego dice que es grande y rústico, no exagera: es un territorio enorme donde cada rincón parece diseñado para que metas la pata de alguna forma distinta. Te adentras en el bosque pensando que vas a recoger unas setas tranquilamente y acabas perdido, hablando solo, con un lobo mirándote desde lejos como si estuviera valorando si eres cena o entretenimiento. Y tú ahí, con un palo en la mano y la dignidad colgando de un hilo.
Recolectar recursos también tiene su gracia. A veces encuentras cosas útiles, otras veces encuentras basura, y otras veces encuentras algo que no sabes si es un objeto o un error de la vida rural. Pero lo recoges igual, porque Kasimir es así: todo lo mete en los bolsillos, como un abuelo que no quiere tirar nada “por si acaso”.
Visitar a los vecinos es otro deporte extremo. No esperes gente amable ofreciéndote tartas caseras. Aquí todos están un poco tocados, cada uno a su manera. Algunos te hablan como si llevaran tres días sin dormir, otros te venden cosas que no sabes si funcionan, y otros simplemente te miran con esa expresión de “¿qué hace este viejo en mi propiedad?”. Pero oye, es parte del encanto: nunca sabes si vas a volver a casa con un saco de patatas o con un trauma nuevo.
Mejorar tu granja es un viaje emocional. Empiezas con cuatro tablas mal puestas, un tejado que parece sujetarse por milagro y un establo que da más miedo que refugio. Poco a poco vas arreglando cosas, construyendo, reforzando… y justo cuando empiezas a sentirte orgulloso, llega una tormenta y te recuerda que la naturaleza te odia personalmente. Pero tú sigues, porque Kasimir no se rinde: se queja, gruñe, se rasca la barriga, pero sigue.
Y luego están las estaciones, que son básicamente los jefes finales del juego. La primavera es amable, el verano te hace sudar como si estuvieras trabajando en una sauna, el otoño te engaña con su belleza y el invierno… el invierno es directamente una amenaza. Es un “modo supervivencia extremo” donde el frío te muerde, la comida escasea, los animales se vuelven más exigentes y cada decisión que tomas parece diseñada para fastidiarte. Sales de casa y el clima te dice: “¿Seguro que quieres hacer eso?”. Y tú, temblando, respondes: “No, pero tengo que alimentar a las gallinas”.
En resumen, este mundo abierto no es solo un escenario: es un personaje más, uno que te reta, te castiga, te hace reír y te obliga a improvisar constantemente. Es un lugar donde cada día puede ser una aventura épica o un desastre monumental, y donde Kasimir, con su barriga, su vodka y su paciencia limitada, intenta sobrevivir como puede. Y tú con él, claro, riéndote mientras todo se va un poco a la porra.
Gráficamente, Farmer’s Life tiene ese encanto de “documental rural grabado con una cámara que ha visto cosas”. No es un juego que busque ser bonito, sino auténtico: barro, madera vieja, animales con cara de juicio permanente, campos que parecen sacados de un manual de supervivencia… todo encaja con esa estética de “vida dura pero honesta”. En PS5 se ve sólido, con un mundo amplio y detalles suficientes para que sientas que realmente estás viviendo en una granja donde huele a establo y arrepentimiento.
El sonido acompaña con la misma filosofía: animales que hacen ruidos sospechosos, viento que corta como cuchillas, herramientas que suenan como si estuvieran pidiendo jubilación anticipada y Kasimir soltando gruñidos que resumen perfectamente su estado emocional. No hay música épica, no hay violines dramáticos… hay ambiente rural puro y duro, del que te mete en situación sin pedir permiso.
La desarrolladora y distribuidora, FreeMind S.A., son los responsables de esta maravilla de caos agrícola. Han creado un simulador que no idealiza nada: aquí no hay granjas felices ni vecinos sonrientes, aquí hay supervivencia, humor negro y un protagonista que parece sacado de un meme viviente. Y oye, les ha salido algo único, distinto y con una personalidad tan fuerte que casi puedes oler el vodka desde el menú principal.
Farmer’s Life es, en resumen, un juego para quienes quieren una experiencia rural auténtica, cruda, divertida y completamente impredecible. Un simulador donde cada día puede ser un desastre, pero un desastre que te hace reír mientras intentas que Kasimir no se caiga de bruces en el barro por quinta vez consecutiva. Es duro, es absurdo, es encantador… y es imposible no cogerle cariño.
Y como siempre, transparencia total:
Disclosure: I received a free review copy of this product from https://www.keymailer.co y #keymailer y #farmerslife
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:








