Cakey’s Twisted Bakery, el survival horror que convierte tu merienda en una pesadilla azucarada

Cakey’s Twisted Bakery es uno de esos juegos que parecen haber nacido de una pesadilla infantil mezclada con un atracón de azúcar. La premisa es tan absurda como brillante: un niño perdido en una panadería retorcida, buscando a su hermano mientras criaturas golosas intentan convertirlo en el ingrediente secreto de su próxima receta. Lo que empieza como un escenario colorido y aparentemente inocente se transforma en un carnaval de horrores donde cada pastel sonriente esconde colmillos y cada galleta puede saltar a la yugular. La narrativa juega constantemente con el contraste entre lo adorable y lo macabro, y el resultado es un cuento de hadas que se ha torcido hasta convertirse en un survival horror de sigilo con mucho humor negro.

La jugabilidad es un festival de creatividad. Aquí no basta con esconderse bajo las mesas o calcular los movimientos de los enemigos: hay que convertirse en un pequeño chef del apocalipsis. El jugador debe recolectar ingredientes extraños, mezclarlos con precisión y hornear tartas codificadas por colores que funcionan como armas improvisadas. Es un sistema tan ridículo como ingenioso: un pastel de fresa puede aturdir a un monstruo, una tarta de chocolate puede bloquear su camino, y una combinación más elaborada puede incluso destruirlo. La cocina se convierte en un campo de batalla surrealista, y cada receta es una estrategia de supervivencia. El ritmo es pausado, con tensión constante, y cada error puede acabar con el protagonista convertido en postre del día.

Los enemigos son el verdadero espectáculo. Bollos sonrientes que se mueven como zombis, tartas vivientes que se arrastran por los pasillos, pasteleros con máscaras grotescas que parecen sacados de un circo infernal. Cada criatura está diseñada para ser tan ridícula como perturbadora, y la variedad obliga a usar las tartas de manera estratégica. No hay dos encuentros iguales: lo mismo te persigue un croissant asesino que te acecha un pastel gigante con ojos brillantes. Es un desfile de horrores dulces que convierte cada partida en una mezcla de risa nerviosa y auténtico pánico.

El apartado gráfico es un festival de colores saturados y escenarios que parecen sacados de un sueño azucarado, pero con un trasfondo inquietante. Los pasillos de caramelo, las mesas llenas de dulces y las vitrinas luminosas contrastan con las sombras y los rincones oscuros donde acechan los monstruos. Es como si alguien hubiera mezclado un capítulo de Teletubbies con una película de terror psicológico. El sonido refuerza esta dualidad: melodías infantiles distorsionadas, risas que se convierten en chillidos, efectos de cocina que se transforman en amenazas. Cada ruido hace que el jugador se pregunte si está en una fiesta de cumpleaños o en un ritual satánico con glaseado.

La ambientación general transmite ironía constante. Todo parece dulce y alegre, pero cada detalle esconde un peligro. El jugador se siente atrapado en un mundo que debería ser inocente, pero que se convierte en una trampa mortal. La tensión se mantiene gracias a la combinación de sigilo, exploración y la necesidad de crear recetas que permitan avanzar. Es un juego que mezcla humor negro con terror psicológico, y que consigue que el jugador se ría nerviosamente mientras intenta sobrevivir. Incluso los espacios más luminosos resultan inquietantes, porque siempre existe la sospecha de que algo acecha detrás de una bandeja de magdalenas.

Uno de los detalles más divertidos es la inclusión de dos modos de presentación: el modo moderno y el modo retro. El primero aprovecha todo el potencial gráfico de Xbox Series X, con iluminación dinámica, texturas detalladas y efectos de partículas que hacen que cada pastel explosivo sea un espectáculo visual. El segundo es un guiño nostálgico a los jugadores veteranos: un filtro visual que convierte la experiencia en algo parecido a un survival horror de finales de los noventa, con texturas más planas, colores saturados y una interfaz simplificada. Cambiar entre ambos modos es como viajar en el tiempo, y añade un toque de humor y complicidad con la comunidad. Es casi como decir: “¿Quieres que tu croissant asesino se vea hiperrealista o prefieres que parezca sacado de una PlayStation 1?”.

Detrás de este proyecto está TinyMindz, un estudio independiente que ha apostado por la originalidad y el surrealismo en el género del survival horror. Su propuesta se aleja de los escenarios habituales de ciencia ficción o casas embrujadas para situar el terror en un espacio cotidiano y aparentemente inocente: una panadería. La distribución en Xbox Series X corre a cargo de Ultimate Games S.A., una editora que se ha especializado en dar visibilidad a títulos independientes con propuestas arriesgadas y diferentes, asegurando que juegos tan peculiares como este lleguen a una audiencia amplia.

En conjunto, Cakey’s Twisted Bakery es un survival horror que mezcla sigilo, creatividad y un sentido del humor macabro. Es un título que sorprende por su ambientación única, su mecánica de “hornear para sobrevivir” y su capacidad para transformar lo dulce en terrorífico. Una experiencia que demuestra que el miedo puede esconderse en cualquier lugar, incluso en una bandeja de pasteles recién horneados, y que además se puede disfrutar tanto en modo moderno como en modo retro. Es un juego que convierte la cocina en un campo de batalla y que deja claro que, en esta panadería, el cliente nunca tiene la razón… porque el cliente es el postre.


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: