Analizamos CarGo!
CarGo! es de esos juegos que te pillas un sábado por la tarde con los colegas, pizzas en camino, refrescos en la mesa, y sabes que se va a liar parda. Nada más lo arrancas, ya se nota que el juego no va de ser espectacular ni de tener los gráficos que te hacen llorar de lo bonitos que son, pero tiene un estilo visual que cae en gracia. Todo se ve como hecho con piezas de juguete, rollo maqueta, con casitas, carreteras y obstáculos colocados como si fueran parte de un diorama. Y ese estilo, aunque parezca simple, funciona. Los colores son vivos, los diseños tienen chispa, y hasta las texturas planas se ven super chulas dentro de su rollo. Le da un toque desenfadado que pega con lo que el juego propone: caos, velocidad y risas.
La cosa empieza fácil: eres el conductor de un cochecito, a veces una furgoneta, a veces algo que no sabes ni cómo describirlo, y tu misión es entregar productos de una fábrica a las tiendas lo más rápido posible. Hasta ahí todo bien. Pero de repente aparece un atasco, un puente que se levanta justo cuando vas a pasar, una tormenta que te tapa la pantalla, o el típico coche que se cruza y te deja más doblado que el paragolpes de tu vehículo. Y ahí empieza el festival de gritos. Porque, claro, tú vas a toda leche intentando esquivar lo que se te cruza, y el juego no te lo pone fácil ni de coña. Es como si el mundo estuviera conspirando para que no llegues a tiempo. Lo mejor es que, aunque te frustres, lo haces con una sonrisa en la cara. El juego tiene ese humor de desastre que te hace reír incluso cuando la lías.
El manejo del coche es muy arcade, muy directo. No hay simulaciones complicadas, ni necesitas ser piloto de Fórmula 1 para controlar el volante. Es acelerar, girar y rezar para que no te estampes. Aunque hay vehículos que giran como si tuvieran resaca, la mayoría se comportan decentemente. Vas desbloqueando nuevos mapas, con islas y rutas distintas, cada una con sus sorpresas. Y aunque las misiones se repiten un poco, el juego se las apaña para que siempre haya algo que te saque de quicio, pero en plan divertido.
Ahora, donde realmente CarGo! se convierte en una joyita es cuando lo juegas con más gente. Hasta cuatro jugadores pueden entrar a la vez, cada uno con su cochecito, y entonces no hay quien controle eso. Es un caos total, como si pusieras cuatro gallos en una tienda de porcelana. Te insultas (con cariño, claro), te chocas con el colega que se supone que iba por otro lado, le robas la entrega sin querer, y al final todos acaban echando la culpa al tráfico del juego. No hay estrategia, no hay orden, solo supervivencia y velocidad. Ese ambiente de juego en el mismo sofá, compartiendo la pantalla, riéndote hasta que te duele la tripa… eso es oro puro. Y sí, se echa de menos que tenga multijugador online, porque no siempre se puede juntar a la peña en casa, pero cuando se puede, lo vale.
También se puede jugar en solitario, y aunque es entretenido, no es lo mismo. El juego parece pensado para el caos compartido, y cuando estás solo, el reto existe, pero no tiene la misma chispa. Las misiones son cortitas, ideal para partidas rápidas, pero se nota que el alma del juego está en la cooperativa local.
En resumen, CarGo! es ese tipo de juego que no viene a hacerte pensar ni a contarte una historia épica. Viene a ponerte al volante, ponerte nervioso, hacerte reír, y darte tardes de locura con tus colegas. Es como esos piques con tus amigos por ver quién gana al futbolín: simples, intensos, y siempre divertidos. Lo que tiene, lo hace bien, y no necesita más. Es puro entretenimiento, directo al grano.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: