Analizamos WILD HEARTS S
Nos encontramos ante un título que es básicamente una carta de amor a los cazadores de monstruos, pero con un giro bastante original. La historia te lanza a Azuma, una tierra inspirada en el Japón feudal, que está siendo invadida por unas criaturas llamadas Kemono. Estos bicharracos no son simples bestias: son como manifestaciones salvajes de la naturaleza, cada uno con su propio rollo elemental. Hay uno que lanza lava, otro que se cubre de hielo, otro que parece un jabalí gigante con raíces saliéndole del lomo… vamos, que no te vas a aburrir.
Tu personaje es un cazador solitario que, por cosas del destino, se convierte en el único capaz de usar el karakuri, una tecnología ancestral que te permite construir cosas en medio del combate. Y no estamos hablando de poner una tienda de campaña, no: puedes levantar muros, trampolines, torres perforadoras, cajas para impulsarte, niebla curativa, y hasta helicópteros improvisados. Es como si Monster Hunter se hubiera cruzado con Fortnite, pero sin los bailes ridículos.
Ahora, hablemos de las clases. Aunque no hay clases como tal tipo “mago” o “tanque”, el juego te deja personalizar tu estilo de combate según el arma que elijas. Hay ocho tipos de armas, cada una con su propia personalidad:
- Nodachi: una espada gigante que pega lento pero fuerte. Ideal para los que les gusta ir de frente.
- Karakuri Katana: se transforma durante el combate, muy versátil y rápida.
- Wagasa: un paraguas afilado que te permite hacer parrys. Sí, parrys con un paraguas. Brutal.
- Arco: para los que prefieren mantener distancia y atacar desde lejos.
- Martillo: lento pero devastador, ideal para romper partes del Kemono.
- Bladed Wagasa: más técnico, requiere precisión pero recompensa con estilo.
- Maul: una especie de maza que se transforma, muy útil para combos.
- Claw Blade: te permite engancharte al enemigo y moverte como Spider-Man. Una locura.
Cada arma tiene su propio árbol de mejoras, y puedes ir desbloqueando nuevas habilidades y combos. Además, el equipo (armaduras, accesorios) también influye en tu estilo de juego. Hay sets que te dan más defensa, otros que potencian el karakuri, y algunos que mejoran tu velocidad o resistencia. Puedes mezclar piezas para crear tu propio look y build.
Los enemigos, los Kemono, son el alma del juego. Hay más de 20 tipos, cada uno con sus variantes. Algunos ejemplos:
- Ragetail: una especie de rata gigante con flores en la espalda. Parece inofensiva, pero te puede destrozar.
- Kingtusk: un jabalí enorme que lanza raíces y embiste como si fuera un tren.
- Lavaback: un simio cubierto de lava que deja el suelo ardiendo.
- Deathstalker: un lobo de hielo que te congela con solo mirarte.
- Sapscourge: un bicho viscoso que lanza ácido y se regenera.
Cada Kemono tiene su propio patrón de ataque, sus debilidades, y su forma de interactuar con el entorno. Algunos destruyen el escenario, otros lo modifican, y todos tienen una fase de “enfurecimiento” donde se vuelven más agresivos y peligrosos. Aprender a leer sus movimientos es clave para sobrevivir.
El sistema de combate es una mezcla entre estrategia y acción frenética. No basta con pegarle al bicho: tienes que usar el karakuri de forma inteligente. Por ejemplo, si ves que el Kemono va a embestir, puedes levantar un muro de cajas para frenarlo y dejarlo aturdido. Si necesitas curarte pero no tienes tiempo para usar una poción, puedes lanzar una niebla curativa. Y si quieres moverte rápido por el mapa, puedes construir tirolinas o plataformas. Es un sistema que te obliga a pensar y adaptarte en tiempo real.
Además, el juego tiene un árbol de habilidades donde vas desbloqueando nuevos karakuri, mejoras para tus armas, y habilidades pasivas. Es bastante profundo, y te permite especializarte en lo que más te guste: combate cuerpo a cuerpo, apoyo, movilidad, etc.
En cuanto a la jugabilidad, puedes jugar solo o con hasta tres amigos (cuatro en total), tanto en línea como en multijugador local. Y aquí viene lo bueno: en Switch 2 puedes jugar en modo portátil, lo cual es una maravilla para este tipo de juegos. Eso sí, gráficamente se nota que han tenido que recortar cosas. Las texturas están a baja resolución, hay sombras que parpadean, y el follaje no reacciona a tu paso. Pero el rendimiento es bastante estable: en modo dock llega a los 60 fps en zonas tranquilas, y en portátil se mantiene en 30 fps.
No usa DLSS ni técnicas de escalado, así que hay dientes de sierra y efectos raros cuando llueve o nieva. La consola se calienta más de lo normal, pero no es nada grave. Lo que sí se echa en falta es que no aprovecha muchas funciones nuevas de Switch 2, como el control tipo ratón o el GameShare. La vibración tampoco es muy inmersiva, y podría haber sido mejor.
En resumen, Wild Hearts S para Nintendo Switch 2 es una versión que tiene sus cosillas, pero también muchas virtudes. Si te gusta cazar bichos gigantes, construir cosas en medio del combate, y jugar con amigos, este juego te va a enganchar. No es perfecto, pero tiene personalidad, y eso ya es mucho decir. Así que si te animas a probarlo, prepárate para enfrentarte a monstruos salvajes, construir torres en medio del caos, y vivir una aventura que mezcla tradición japonesa con tecnología loca. ¡A cazar se ha dicho!
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: