Analizamos Heretic + Hexen
Nadie podía esperar una noticia similar, pero la compañía de videojuegos Bethesda nos da una gran, enorme sorpresa y es que nos trae dos juegos de culto en un mismo paquete. Y no son otros que Heretic + Hexen. Títulos que vieron la luz en 1994 y 1995 forjando el paradigma de los juegos de acción en primera persona y que ahora podremos disfrutar mediante una versión restaurada compuesta por importantes novedades para las plataformas PC, Xbox One, Xbox Series X/S, Playstation 4, Playstation 5 y Nintendo Switch (plataforma desde la que realizamos el analisis correspondiente).
Heretic es pura adrenalina medieval. Desde que lo arrancas en la Nintendo Switch, ya sabes que te espera una buena dosis de acción mágica. Aquí no hay marines ni balas, sino hechizos, artefactos y criaturas que parecen salidas de un ritual oscuro. Tú eres Corvus, un elfo que ha dicho “basta ya” y se lanza a luchar contra las fuerzas del mal lideradas por D'Sparil, un tipo que no solo tiene pinta de villano, sino que controla un ejército de bichos que te van a hacer sudar.
Los enemigos son variados y cada uno tiene su estilo. Están los Golems, que son como tanques de carne que te persiguen sin descanso. Los Undead Warriors, que te lanzan hachas como si fueran frisbees mortales. Los Sabreclaws, que son rápidos y te acosan en grupo. Y los Disciples of D'Sparil, que flotan y te disparan rayos mágicos como si fueran jefes finales. Cada uno te obliga a cambiar de táctica, a moverte más, a usar el entorno. No puedes ir a lo loco.
Para enfrentarte a ellos, tienes un arsenal mágico que es una delicia. Empiezas con la varita básica, que lanza proyectiles verdes. Luego consigues el Bastón del Caos, que es como un bate mágico para repartir cuerpo a cuerpo. El Hellstaff dispara ráfagas de energía roja que revientan a distancia. Y el Phoenix Rod, que lanza bolas explosivas como si fuera un lanzagranadas arcano. Pero lo más guapo es el Tomo del Poder: cuando lo activas, todas tus armas se vuelven más bestias. La varita lanza ráfagas, el Hellstaff invoca lluvia de fuego… es como entrar en modo berserker mágico.
Y aquí es donde la Switch se convierte en tu mejor aliada. Jugar Heretic en modo portátil es una maravilla. Puedes echarte una partida rápida mientras esperas el bus, o meterte de lleno en una sesión más larga tumbado en la cama. Los controles están súper bien adaptados, y el juego se ve genial en la pantalla. Tiene ese pixel art noventero que no envejece, y la música te mete de lleno en el ambiente. Es como tener un pedazo de historia del videojuego en la palma de la mano.
Hexen, por su parte, es más oscuro, más complejo y más retorcido. Aquí no eres solo un héroe, sino que puedes elegir entre tres clases, y eso cambia completamente cómo vives el juego. El Guerrero Baratus va a lo bruto, con armas cuerpo a cuerpo que revientan todo. El Clérigo Parias es más equilibrado, con ataques a media distancia y habilidades defensivas. Y el Hechicero Daedolon es el más técnico, con hechizos que hacen daño desde lejos pero requieren más estrategia.
Los enemigos en Hexen son aún más variados y cabrones. Están los Ettins, que son como ogros de dos cabezas que te aplastan sin piedad. Los Centauros, que bloquean tus ataques y te contraatacan. Los Afrits, que vuelan y te lanzan bolas de fuego. Y los Wraiths, que se teletransportan y te atacan por sorpresa. Además, hay jefes intermedios que te ponen a prueba, y el mismísimo Korax, que es un monstruo de proporciones épicas.
Las armas también cambian según la clase. El Guerrero empieza con puños, pero luego consigue el Martillo de los Renegados, que revienta a todo lo que se le acerque. El Clérigo tiene el Bastón Serpiente, que lanza veneno, y el Maulotaur, una especie de martillo sagrado que invoca rayos. El Hechicero tiene el Bastón de Cristal, que lanza proyectiles, y el Arc of Death, que crea rayos encadenados que fulminan a varios enemigos a la vez. Cada arma tiene su estilo, su ritmo, y su forma de hacerte sentir poderoso.
Lo más interesante de Hexen es cómo está diseñado. No vas de nivel en nivel, sino que exploras zonas enormes conectadas entre sí. Tienes que resolver puzles, encontrar llaves, activar mecanismos… Es más como una aventura que un shooter. Y eso, en portátil, se disfruta muchísimo. Puedes avanzar poco a poco, explorar a tu ritmo, y lo mejor: lo haces donde quieras. En la cama, en el parque, en el baño si te apetece. La consola responde de maravilla, los controles están bien pensados, y la atmósfera del juego se mantiene intacta. Es como llevar una novela de fantasía oscura contigo, pero en versión interactiva y con monstruos que te quieren arrancar la cabeza.
En resumen, Heretic + Hexen en Nintendo Switch son una joya para los que amamos los clásicos. Heretic es más directo, más arcade, ideal para partidas rápidas y para sentirte como un mago cabreado que lo quiere quemar todo. Hexen es más profundo, más elaborado, perfecto para perderte durante horas en un mundo lleno de secretos. Y lo mejor de todo: puedes disfrutarlos donde te dé la gana. La Switch convierte estos dos juegazos en compañeros de viaje, de sofá, de terraza… donde sea.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: