Analizamos Luto

Este juegazo lo ha parido Broken Bird Games, un estudio pequeñito e independiente con mucho corazón, que está en Gran Canaria. Sí, sí, aquí mismo, en casa. Y aunque sean pocos, lo que han hecho con Luto es para quitarse el sombrero. Es su primer juego y se nota que han mamado terror del bueno, del que no necesita monstruos gigantes ni litros de sangre para ponerte los pelos de punta, sino mas bien psicológico.

La historia de Sam, un tipo que está encerrado en su casa… pero no como cuando te quedas sin llaves y han dejado la puerta de entrada bloqueada. No, lo suyo es más profundo. Está atrapado en su propia cabeza, en sus recuerdos, en su dolor. Y tú, como jugador, te metes en ese bucle de pasillos que cambian, habitaciones que se transforman, y objetos que te miran raro. Es como vivir una pesadilla lúcida, donde todo parece normal pero sabes que algo no cuadra. Y lo peor es que no sabes qué es.

La jugabilidad es sencilla, pero no por eso menos efectiva. Te mueves, exploras, interactúas con las cosas, resuelves puzles… y sobre todo, te comes la cabeza. Porque aquí no hay mapa, ni pistas claras. Tienes que fijarte en los detalles, en las notas, en los cuadros torcidos, en los sonidos que vienen de no sabes dónde. Es como estar en una escape room emocional, donde cada paso te acerca más a entender qué le pasa a Sam… y a ti, porque el juego te hace pensar en tus propias movidas.

El terror en Luto no es de sustos baratos. Hay algún que otro jumpscare, claro, pero lo que realmente te revienta los nervios es la atmósfera. La casa respira contigo, cambia según el estado de ánimo del protagonista. Hay momentos en los que estás en una habitación que parece sacada de un catálogo de Ikea, pero sientes que algo te observa. Y no sabes si es una sombra, un recuerdo, o tu propia paranoia. Eso es lo que hace grande a Luto, te mete en la piel del personaje sin que te des cuenta y lo logra desde su comienzo.

Y si hablamos de cómo se ve y se siente en Xbox Series X… pues una maravilla. El juego corre a 60 FPS como si nada, con unos gráficos que mezclan lo realista con lo surrealista. Las texturas están muy cuidadas, la iluminación juega con tus emociones, y el sonido… madre mía, el sonido. Hay crujidos, susurros, música que parece que te habla. Es como si el juego supiera cuándo estás a punto de relajarte… y te mete un golpe de tensión para que no bajes la guardia.

En resumen, Luto es una experiencia íntima, dura, y muy humana. No es solo un juego de terror, es un viaje por el duelo, la culpa y la tristeza. Y lo mejor es que está hecho por gente de aquí, que ha puesto todo su cariño en cada rincón. Si te mola el terror psicológico, este es de los que se te quedan dentro.


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: