Folly of the Wizards: el desmadre mágico donde ser torpe es parte del encanto

Folly of the Wizards es uno de esos juegos que no se toma en serio ni a sí mismo, y eso es justo lo que lo hace tan divertido. Imagínate que eres un aprendiz de mago, pero no uno de esos elegantes con capa y sabiduría ancestral. No, tú eres más bien el pringado que se mete en una secta mágica sin saber muy bien por qué, y lo único que tienes claro es que los hechizos no te salen como deberían. De hecho, lo más probable es que te exploten en la cara antes de hacerle daño a un enemigo. Así empieza esta aventura, con un tono gamberro y surrealista que te engancha desde el minuto uno.

La historia no va de salvar el mundo con honor y gloria, va de sobrevivir a base de improvisación, decisiones raras y un montón de accidentes mágicos. Estás metido en un culto arcano donde todo el mundo parece tener algún tornillo suelto, y tu objetivo es escalar posiciones dentro de esa locura. Pero claro, cada paso que das puede acabar en desastre. Puedes hacerte amigo de otros magos, traicionarlos, ignorarlos o simplemente meter la pata y ver cómo todo se desmorona. Y lo mejor es que el juego no te castiga por eso, al contrario, se ríe contigo. Cada decisión que tomas tiene consecuencias, y muchas veces esas consecuencias son tan absurdas como divertidas.

La jugabilidad es una mezcla de roguelike y plataformas en 2D, con un ritmo frenético y un montón de elementos que cambian cada vez que juegas. Las mazmorras se generan de forma aleatoria, así que nunca sabes qué te espera. Un día estás saltando entre plataformas mientras esquivas rayos mágicos, y al siguiente estás invocando una criatura que te persigue porque no le caes bien. Los hechizos son otro tema: puedes lanzar bolas de fuego, abrir portales, invocar bichos raros… pero todo con ese toque de “a ver qué pasa”. A veces el hechizo te sale bien, otras veces te conviertes en una nube de gas o te teletransportas al sitio más peligroso del mapa. Es como jugar con dinamita y esperar que no te estalle en las manos.

Y no es solo eso, hay más de cien objetos únicos que puedes encontrar, y cada uno tiene efectos que van desde lo útil hasta lo completamente absurdo. Hay amuletos que cambian la gravedad, pociones que te hacen invisible pero también te dejan sin voz, pergaminos que no sabes leer pero que igual activas por accidente… todo está diseñado para que cada partida sea distinta y para que te rías mientras intentas sobrevivir. Además, hay diez regiones distintas, todas dibujadas a mano con un estilo que mezcla lo encantador con lo estrafalario. Algunas parecen sacadas de un cuento infantil con esteroides, otras son más oscuras y retorcidas, pero todas tienen ese toque de humor y locura que define el juego.

Los personajes que te encuentras son otro punto fuerte. Magos con egos descomunales, criaturas mágicas con problemas de actitud, y tú, el protagonista, que parece estar ahí por accidente. Las relaciones que construyes con ellos cambian el rumbo de la historia, y cada conversación puede acabar en una alianza poderosa o en una pelea absurda. Es como estar en una fiesta donde todos tienen poderes y nadie sabe usarlos bien. Y lo mejor es que el juego no te obliga a seguir un camino concreto. Puedes ser el mago buena onda, el traidor sin escrúpulos, o el torpe que sobrevive por pura suerte. Todo vale, y todo tiene consecuencias.

Visualmente, el juego tiene un arte dibujado a mano que le da un encanto especial. No es hiperrealista ni pretende serlo. Es más bien como jugar dentro de un cómic loco, con colores vivos, personajes exagerados y escenarios que parecen diseñados por alguien con mucha imaginación y cero filtros. Cada píxel está puesto con cariño, y se nota que los desarrolladores querían crear algo único, algo que no se pareciera a nada más.

Y lo mejor de todo es que cada vez que juegas, el mundo cambia. Las mazmorras, los objetos, los personajes… todo se mezcla de forma distinta. Así que puedes jugar mil veces y seguir descubriendo cosas nuevas. Además, como tus decisiones afectan la historia, puedes probar distintos caminos y ver cómo se desarrollan. Es un juego que te invita a experimentar, a equivocarte, a reírte de tus errores y a volver a intentarlo con una sonrisa.

En resumen, Folly of the Wizards es una aventura mágica que se ríe de sí misma y de ti, y lo hace con estilo. Si te gustan los juegos con humor, caos y ese toque de “¿por qué demonios ha pasado eso?”, este título en Xbox Series X te va a enganchar. No es para los que buscan control y precisión, sino para los que disfrutan del desmadre mágico con buen rollo y ganas de pasarlo bien. Aquí no se trata de ser el mejor mago, sino de sobrevivir al caos con dignidad… o al menos con una carcajada.


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: