Analizamos SWORN

SWORN es de esos juegos que te atrapan desde el minuto uno. Imagínate que el Rey Arturo se ha vuelto un desgraciado, Camelot está hecho un cristo, y tú formas parte de un grupo de caballeros mágicos —los Soulforged Knights— que tienen que poner orden en ese caos. Pero no vas solo, que aquí viene lo guapo: puedes jugar con tus colegas, hasta cuatro en total, y ahí es donde el juego se convierte en una fiesta medieval con espadazos, hechizos y risas aseguradas.

La historia se va contando poco a poco, como en los buenos roguelikes. No te sueltan un tocho al principio, sino que vas pillando detalles mientras juegas, hablando con personajes rarunos, desbloqueando recuerdos, y enfrentándote a jefes que te hacen sudar. Hay fae lords como Titania y Oberon que te dan poderes tochos, y cada uno tiene su rollo: fuego, viento, rayos... lo que tú quieras para montar una build que reviente.

El combate es puro vicio. Es rápido, dinámico, y cada run es diferente porque los mapas se generan aleatoriamente. Vas pillando recursos, desbloqueando nuevos caballeros, mejorando tu base... y cuando te matan (que te van a matar, no te flipes), vuelves al campamento, te mejoras, y te lanzas otra vez al lío. Es ese bucle que engancha, que te dice “venga, una más y me voy a dormir”... y acabas a las tres de la mañana con los ojos como platos.

Y si juegas con amigos, ya ni te cuento. Es una locura. Cada uno con su estilo, gritando por el micro, montando estrategias improvisadas, y partiéndose de risa cuando alguien la lía parda. Hay momentos épicos, como cuando os enfrentáis a un jefe y uno de tus colegas se sacrifica para que los demás lo rematen. O cuando todos vais con builds rotísimas y os sentís como los Vengadores medievales. Es de esos juegos que te hacen decir: “tío, tenemos que volver a jugar mañana”.

Gráficamente, en Xbox Series X se ve de lujo. Tiene ese estilo artístico oscuro pero con colores que destacan, como si fuera una mezcla entre fantasía y pesadilla. Los efectos de las habilidades son espectaculares, y los escenarios tienen ese aire decadente que te mete de lleno en el mundo. Y lo mejor: va fluido como el agua. 4K, 60 FPS, sin tirones ni tonterías. Se nota que está bien optimizado para la consola.

Los personajes jugables son otro puntazo. Cada caballero tiene su propio rollo: unos son rápidos, otros son tanques, otros lanzan hechizos como si fueran Gandalf cabreado. Y puedes ir desbloqueando más, lo que te da ganas de seguir jugando para ver qué más puedes hacer. Los enemigos también están muy currados, con diseños que dan mal rollo y mecánicas que te obligan a espabilar.

En resumen, SWORN es un juegazo que mezcla acción, fantasía oscura y cooperativo a lo bestia. Si te molan los roguelikes, los combates intensos y echarte unas partidas con los colegas que acaban en carcajadas y gritos de guerra, este es tu juego. Y aunque aún está en acceso anticipado, ya tiene pinta de que va a dar mucho que hablar.


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: