The Exit Project: Backstreets — Snack de terror en bucle que te pone los pelos de punta

The Exit Project: Backstreets en su versión para PlayStation 5 es ese juego que te susurra al oído “te espero en el callejón” y, sorprendentemente, cumple lo prometido: tensión concentrada en gotas cortas y muy bien dosificadas; entras en una escena estrecha, sucia y repetitiva, y tu trabajo es mirar, comparar y detectar lo que no encaja para poder salir del bucle, y esa mecánica tan simple funciona porque todo el diseño está al servicio de ese instante concreto en que algo te pone el vello de punta. 

En PS5 la experiencia gana por la fluidez: transiciones y tiempos de carga que no rompen el ritmo, respuesta del DualSense agradable cuando paseas por ese tramo y una sensación general de control que hace que cada iteración sea cómoda, lo que es importante porque el juego vive de repetir el mismo tramo una y otra vez hasta que das con la anomalía correcta; cuando la encuentras hay una pequeña recompensa psicológica, una chispa de alivio seguida de curiosidad por probar si hay otro patrón escondido. No esperes rompecabezas complejos ni narrativa en capas; la historia es mínima y el motor narrativo es la propia repetición: la incertidumbre creada por la posibilidad de que algo cambie, la necesidad de fijarte en detalles que suelen pasar desapercibidos y la presión de decidir si cruzar la puerta o volver sobre tus pasos; esa decisión, tan elemental, se torna significativa gracias a la puesta en escena.

Visualmente no es el escaparate técnico de la PS5, pero cumple con creces lo que requiere: texturas buenas, una iluminación que trabaja la atmósfera y un diseño del callejón que funciona como set para el terror contenido; lo importante no es el espectacularísimo sino que cada farola, cada basura y cada sombra te sirvan como pistas potenciales. 

En lo sonoro la apuesta es clara: ruidos sutiles, ecos y silencios bien colocados que amplifican la sensación de que algo acecha sin necesidad de mostrarlo todo, y aunque la actuación vocal por momentos puede sonar artificial, la mezcla general apoya muy bien la tensión. 

Hay decisiones de diseño que a algunos les parecerán austeras hasta el punto de cierta frustración: la rejugabilidad depende mucho de la aleatoriedad y de la paciencia del jugador, y si no te va eso de las sesiones cortas y repetitivas puede quedarse en una experiencia breve o en la sensación de “quiero mas, quiero mas” —la premisa está tan contenida que algunos querrán más capas, más ramas narrativas o puzles que escalen en complejidad; quienes busquen profundidad o cantidad van a quedarse con ganas. 

Donde brilla es en su capacidad para generar pequeñas historias personales: partidas que compartes en voz alta con amigos mientras señalas “aquí cambió algo” y te ríes o te sobresaltas; en ese contexto, Backstreets funciona de lujo como experiencia para stream corto o sobremesa entre colegas, porque los momentos de tensión son inmediatos y fáciles de comentar y os aseguramos que lo pasareis bien con dichos momentos.

Técnicamente correcto, atmosféricamente convincente y con una propuesta jugable cristalina hasta la austeridad, The Exit Project: Backstreets es ideal para quien busca un bocado rápido de inquietud bien hecho, menos recomendable para quien persigue profundidad, duración o variedad mecánica extensa; en resumen, es un snack de horror mental bien sazonado: corto, punzante y con personalidad, perfecto para sesiones concentradas y para quienes disfrutan de juegos que exprimen una idea concreta hasta su límite sin muchas florituras. 

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Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: