Hole Digging Master, del jardín al tesoro: el placer culpable de cavar en Switch
Hole Digging Master en Nintendo Switch es ese jueguecito que parece una tontería hasta que te atrapa en una espiral de “una más y ya” que se convierte en “otra pala, otra mejora, y a ver qué sale ahora”, y de repente te encuentras orgulloso de haber hecho una grada de túneles como si fueras el Houdini del subsuelo.
La premisa es absurda en su sencillez y bonita por ello: te dan una pala, un trocito de tierra y la promesa de que abajo hay cosas guays —minerales brillantes, cofres, huecos secretos y alguna que otra sorpresita que te hace reírte solo como un detective de jardín.
Lo mejor es que la desarrolladora NOSTRA.GAMES ha clavado el tono perfecto: accesible, alegre y con la suficiente chispa de progresión para que cada mejora merezca la pena. La distribuidora ha optado por la vía directa y amigable, publicándolo en la eShop de Nintendo; lo compras, te lo descargas y en tres minutos ya estás con la Switch en modo portátil, cavando como si no hubiera mañana.
El control en Switch va como un guante; en portátil se siente cómodo, en dock se ve simpático y todo está pensado para partidas rápidas entre anuncios, en el bus o antes de dormir. La interfaz no te acosa con menús raros ni estadísticas interminables: tienes inventario, mejoras, una pala más molona y la libertad de decidir si quieres excavar con paciencia o liarte a bombas estilo “esto se soluciona a martillazos”. El loop jugable es delicioso porque es lo que promete y sin engaños: cavar, encontrar, vender, mejorar, repetir; pero cada hallazgo tiene su gracia —esa gema inesperada o la sala con decoración absurda que parece puesta a broma hacen que la acción sea más que picar suelos, es coleccionar pequeñas victorias que te dejan con una sonrisa tonta.
Gráficamente no van a halagar a nadie con nominaciones, pero la estética es simpatiquísima: colores vivos, personajes con cara de “yo solo quería excavar” y diseños de objetos que funcionan muy bien en la pantalla pequeña de la Switch. La música acompaña sin empalagar: un loop amable que no te satura y efectos sonoros que convierten cada golpe de pala en una pequeña recompensa auditiva. Si juegas con amigos cerca, enseguida explotas el potencial social: “mira lo que saqué”, “¿cómo lo has hecho?” y risas por la pintura que encuentras en un sitio totalmente absurdo. Es perfecto para stream cortos y clips para redes: el momento de desenterrar algo raro es perfecto para ese corte que hace que la gente se quede viendo.
Hay decisiones de diseño que, ojo, pueden cabrear a quienes buscan profundidad infinita. La progresión tiene un techo: una vez que tienes la artillería completa —mejores palas, bombas, taladros— el juego se vuelve más de farmeo que de exploración sorpresa, y la curva de novedades se aplana. También hay veces en que la repetición se nota demasiado y echas en falta mini-jefes, mecánicas que cambien el ritmo o eventos especiales más locos. Pero la contrapartida es que esa sencillez hace que el juego sea perfecto para sesiones cortas y placenteras: no necesitas aprender mil cosas, lo entiendes en dos minutos y te enganchas por la sensación pura y simple de progreso.
En resumen, Hole Digging Master en Switch es una pequeña máquina de alegrías sencillas: accesible, divertido y con una progresión que engancha hasta que te cansas de excavar (y luego vuelves). Ideal para quienes disfrutan de loops claros, mejoras visibles y el placer infantil de cavar hasta encontrar tesoros; menos ideal si buscas una experiencia que gire constantemente y te sorprenda con mecánicas nuevas cada hora. Es el juego perfecto para poner en la consola cuando quieres desconectar sin renunciar a sentir que avanzas, y para presumir de hallazgos raros delante de tus amigos.
Disclosure: I received a free review copy of this product from https://www.keymailer.co y #holediggingmaster y #keymailer.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:




