Lumo 2: El laberinto más bonito en el que querrás perderte

Lumo 2 en PS5 es como si un mago pixelado te invitara a su castillo encantado, te diera un bastón brillante y te dijera: “¡A ver si sales de aquí sin perderte!” Spoiler: no vas a salir. Pero vas a querer quedarte.

Este juego no te lanza una historia épica con profecías y dragones. Te lanza a un mundo isométrico que parece diseñado por alguien que colecciona puzles, ama los videojuegos retro y tiene una lámpara de lava en su escritorio. Apareces como un pequeño aventurero con capa, sin nombre, sin voz, pero con una actitud que dice “yo puedo con esto”. Y lo que “esto” significa es: plataformas flotantes, trampas brillantes, salas secretas, y un montón de habitaciones que parecen salidas de un sueño de ZX Spectrum con presupuesto.

La historia se cuenta a trozos, como si el juego te susurrara pistas en cada sala. Hay objetos que parecen tener historia propia, pasadizos que te llevan a lugares que no deberían existir, y momentos en los que te preguntas si estás resolviendo un puzle o participando en una especie de ritual geek. No hay diálogos, pero hay narrativa. Está en los detalles, en los guiños, en los cambios de ambiente que te hacen sentir que algo está pasando… aunque no sepas exactamente qué.

Y lo bonito. Ay, lo bonito. Cada sala es una postal. Hay zonas que parecen acuarios mágicos, otras que son bibliotecas flotantes, y algunas que simplemente existen para que digas “esto lo quiero de fondo de pantalla”. Las luces, los reflejos, los colores… todo está cuidado con mimo. Es como si cada rincón dijera “mira qué guapo soy” y tú solo pudieras asentir. El diseño artístico tiene ese encanto de lo retro reinterpretado con cariño, como si alguien hubiera cogido los píxeles de tu infancia y les hubiera dado un baño de elegancia.

La jugabilidad es una mezcla deliciosa de saltos precisos, exploración con brújula rota y puzles que te hacen sentir listo cuando los resuelves… y torpe cuando no. Hay momentos en los que el juego cambia de género sin avisar: de repente estás en una especie de minijuego arcade, o en una sala que parece un homenaje a otro juego clásico. Y eso lo hace aún más divertido. Nunca sabes qué viene después, pero sabes que va a tener estilo.

Los personajes son pocos, pero el protagonista lo dice todo con su forma de moverse. Es pequeño, decidido, y tiene ese aire de “no sé qué hago aquí, pero lo voy a hacer bien”. Y los enemigos, si se les puede llamar así, son más obstáculos que villanos. Aquí el reto no es vencer, es entender. Es mirar una sala y decir “vale, ¿Cómo salgo de aquí sin caerme cinco veces?”

El sonido acompaña con elegancia: música ambiental que te abraza, efectos retro que te hacen sonreír, y silencios que te dejan pensar. No hay voces, pero no hacen falta. Todo está en el ambiente, en los pasos, en los portales que suenan como si estuvieras entrando en una dimensión paralela donde los puzles mandan.

En resumen: Lumo 2 es un juego que no grita, pero encanta. No te lleva de la mano, pero te guiña el ojo. Es bonito, desafiante, y lleno de sorpresas. Si te gustan los juegos que te hacen pensar, perderte y decir “qué sala más preciosa”, este es tu sitio. Y si te caes… bueno, el suelo también está bien diseñado.


Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento: