Lucky Hunter en PS5: el roguelike donde no disparas, pero todo explota.
Lucky Hunter en PS5 es como si un juego de mesa, una máquina tragaperras y un gremlin con exceso de cafeína se juntaran para montar una rave táctica. Y tú estás invitado, claro, pero con la condición de que cada decisión puede acabar en gloria… o en una explosión absurda.
La historia no se cuenta con cinemáticas épicas ni profecías milenarias. Aquí eres un cazador con suerte (o eso crees) que se lanza a un mundo lleno de criaturas que parecen diseñadas por un niño con fiebre y acceso ilimitado a plastilina. No hay narrativa lineal, sino una especie de diario de locuras que vas escribiendo run tras run. Cada partida es un capítulo nuevo, y cada muerte es una nota al pie que dice: “quizá no debiste equipar ese artefacto que hace que todo explote”.
La jugabilidad es puro caos controlado. No manejas directamente a tus unidades, lo cual suena raro hasta que te das cuenta de que es como ver una pelea de bar entre fichas de dominó con superpoderes. Tú eliges qué piezas entran al tablero, qué artefactos llevas y qué camino tomas. Luego te sientas y ves cómo todo se desmadra. Es como ser el DJ de una fiesta donde los invitados son bombas, cuchillas y criaturas con nombres impronunciables. Y sí, hay estrategia, pero también hay momentos en los que simplemente cruzas los dedos y esperas que el universo te quiera.
Visualmente, Lucky Hunter es un cómic psicodélico con resaca. Colores chillones, efectos que parecen fuegos artificiales en una feria ilegal, y criaturas que mezclan lo adorable con lo inquietante. No busca ser bonito, busca ser memorable. Cada pantalla parece gritarte “¡mira esto!” mientras te lanza confeti y te roba una poción.
El sonido acompaña con ritmo y mala leche. La música te mantiene alerta, como si estuvieras en una sala de espera donde algo va a explotar. Los efectos sonoros son exagerados, como si cada golpe fuera una fiesta y cada activación de artefacto un anuncio de televisión de los 90. No hay voces, pero tampoco hacen falta: el juego te habla con sus ruidos, sus silencios y sus sustos inesperados.
En resumen: Lucky Hunter es un roguelike que no te pide permiso para volverte adicto. Es raro, es ruidoso, es brillante y es cruel. Si te gustan los juegos que te hacen reír, gritar y decir “¡no puede ser!” cada cinco minutos, este es tu nuevo juguete. Y si no te gusta… bueno, al menos te va a dejar una anécdota para contar.
Aquí os dejamos el tráiler de lanzamiento:




